viernes, 18 de mayo de 2018
JÓVENES DE SEGUNDO AÑO DE BACHILLERATO
Buenas tardes jóvenes
ESTE TRABAJO LO REVISARÉ A PARTIR DEL DÍA LUNES
COMO USTED DESEE PRESENTAR, VALORARÉ SU CREATIVIDAD
Investigación cualitativa e investigación cuantitativa.- Hasta finales de los años sesenta había un claro predominio de los métodos cuantitativos y, consecuentemente, de la investigación cuantitativa. No había dudas de que esos eran los métodos apropiados en el campo de la investigación social. Como es sabido, la preocupación por utilizar las matemáticas en el estudio de los fenómenos investigativos, es de muy vieja data: en el siglo XVII Spinoza, Descartes, Leibiniz y Sussmilch, más tarde Malebranche, Hobbes, Quételet y otros, trabajaron en la medición o cuantificación de los fenómenos sociales. Ya entrado el siglo XX, se reconoció que la aplicación de las matemáticas hizo posible —particularmente en las ciencias fisiconaturales— gran parte del desarrollo teórico de estas disciplinas y su utilización en los más variados campos, los adelantos y descubrimientos científicos. El deseo de precisión y la preocupación por “eliminar las afirmaciones sin Contenido” (lo cual ha sido —y es— altamente positivo para el desarrollo de las mismas), dieron nuevo auge al problema de la medición y cuantificación en el ámbito investigativo. El ala más matemática de esta corriente llegó indudablemente a la “metromanía”, situación que mereció agudas críticas de Pitirim Sorokin. “Durante las últimas décadas —decía este sociólogo ruso-norteamericano—, con detrimento de las ciencias psicosociales, esta preocupación metrofrénica ha progresado rápidamente en el campo de los estudios psicosociales y amenaza ahora anegar en sus sombrías aguas muchas investigaciones no cuantitativas, así como muchas que son realmente cuantitativas. Actualmente la marea es tan alta que se puede llamar con toda propiedad la edad de la cuantofrenia y de la numerología. Esta enfermedad se manifiesta de muchas formas y en cada región de las ignorancias bajo la sofisticación matemática” . Ya a fines de los sesenta, las exageraciones
“matematizantes” se habían atenuado. Difícilmente haya alguien que afirme que “no hay verdad científica sino en aquello que puede cuantificarse”, y pocos podrán sostener con Lord Kelvin —
como lo decía a fines del siglo pasado— que “cuando uno puede medir y expresar numéricamente lo que dice, conoce algo de ello; pero mientras no pueda uno medir ni expresarse en números, su
conocimiento es escaso o poco satisfactorio”“la generalización científica es siempre y necesariamente cuantitativa”. “Sin embargo, es igualmente difícil que se encuentre un científico que no utilice las matemáticas y no considere oportuno medir todo aquello que es medible y, a la vez, no procure perfeccionar los instrumentos y técnicas de medición existentes. Para Merton, la tendencia en la investigación hacia la cuantificación, “puede considerarse como un caso especial del intento de aclarar conceptos lo suficiente para la realización de investigaciones empíricas”. En los años setenta en el campo de la investigación se produjo un cambio de énfasis y perspectiva. Si bien se sigue considerando que los datos estadísticos aportan un cierto “sello de objetividad”, ya no se afirma que el conocimiento sólo puede ser “científico en la medida que cuantifica datos”, “una ley puede ser científica sin ser cuantitativa” y, más recientemente, Bunge ha señalado que si bien la formulación matemática es deseable, “no es una condición indispensable para que el conocimiento sea científico; lo que caracteriza el conocimiento científico es la exactitud en un sentido general, antes que la exactitud numérica o métrica... Más aún, la investigación científica emplea, en medida creciente, capítulos no numéricos y ni métricos de la matemática, tales como la topología, la teoría de los grupos o el álgebra de las clases, que no son ciencias del número y de la figura, sino de la relación”. Dentro de ese contexto, se toma conciencia de la existencia de una dicotomía metodológica/ sustantiva radical en el ámbito de la sociología, Alvira caracteriza de la siguiente manera:
“de un lado, la perspectiva humanista/cualitativa con su énfasis en el lenguaje, en la interpretación de los hechos humanos y en la toma del punto de vista del actor;
de otro, la perspectiva cientificista/cuantitativa haciendo hincapié en la formalización de teorías, en la explicación, en la contrastación empírica y en la medición objetiva de fenómenos”.
La distinción/contraposición cualitativo/cuantitativo que se hizo durante largo tiempo en términos de investigación cualitativa vs investigación cuantitativa, pierde vigencia. Hoy, no se consideran como métodos o formas de investigación contrapuestas y excluyentes. En una y otra forma de investigación
subyacen diferentes paradigmas tal como lo explican Cook y Reichardt. Desde los umbrales del siglo XXI, la polémica cantidad-cualidad no es significativa y la exclusión de uno u otro procedimiento como no científico se considera como una forma de “sectarismo metodológico”. La situación actual puede resumirse“ambas perspectivas han llevado a cabo un proceso convergente y de reconocimiento mutuo”.
La perspectiva cuantitativa ha aflojado en alguna medida el énfasis en la construcción de teorías a través de la modelización y simulación; la cualitativa ha seguido con su énfasis en la construcción y generación de teorías, aumentando el aspecto verificativo y confirmativo”. Hoy, la mayoría de los investigadores optan por formas mixtas, combinando diferentes procedimientos y técnicas de los métodos cuantitativos y cualitativos, conforme con la naturaleza de la investigación que se va a realizar. grandes defensores de los métodos cuantitativos, expusieron sus tesis sobre procedimientos cualitativos, criticando los enfoques exclusivamente cuantitativos que uno y otro habían sostenido. Campbell, considera que el enfoque cuantitativo ha privado a la ciencia de obtener en lo cualitativo un “refuerzo de validación en el buen sentido”. Para él, lo cualitativo y lo cuantitativo son un complemento indispensable e insustituible, llegando a la conclusión de que debemos lograr una epistemología aplicada que integre ambas perspectivas”. El empleo conjunto de ambos métodos, tiene hoy una aceptación ampliamente generalizada, habida cuenta de que en la realidad social hay muchos aspectos cuantificables coexistiendo con aspectos cuyas cualidades están ligadas a propiedades no divisibles, es decir, no cuantificables y esto requiere de procedimientos cualitativos. La investigación cualitativa, llamada también fenomenológica, se caracteriza, entre otras cosas, por la obtención de información de manera inmediata y personal, utilizando técnicas y procedimientos basados en el contacto directo con la gente o realidad que se investiga. Se ha dicho —y esta observación es pertinente— que la investigación cualitativa supone siempre un mayor riesgo de subjetividad. Este riesgo de sesgar la información recogida es real, de ahí que para evitarlo y para lograr una mayor validez en la recogida de información, en la investigación cualitativa se da gran importancia a la utilización de procedimientos que sirven para corregir las posibles inclinaciones de la subjetividad. Señalamos algunos: la triangulación o estrategia multimétodo (que explicamos más adelante), la recogida de información de diferentes fuentes, la contrastación de las conclusiones alcanzadas y los planteamientos teóricos, es decir, el grado de representatividad de los casos estudiados respecto de las proposiciones teóricas, la opinión de investigadores e informantes clave sobre las cuestiones puntuales que se han estudiado, etc.
A modo de reflexión y conclusión final de estas breves consideraciones sobre el tema, podemos señalar que:
superadas las polaridades y contraposiciones metodológicas y conceptuales, y aceptado que la investigación cualitativa y la investigación cuantitativa no son procedimientos excluyentes, hoy, en el campo de la investigación social, se propugna la complementariedad metodológica;
siendo que ambas perspectivas son complementarias, la elección de una u otra, en un momento dado, debe regirse por criterios de conveniencia de acuerdo con el objeto del estudio;
la síntesis multimetodológica o complementariedad metodológica es una de las aspiraciones de mayor consenso entre investigadores de las ciencias sociales, sin que ello signifique una mezcolanza” de métodos;
el empleo conjunto y combinado de métodos cuantitativos y cualitativos (que algunos llaman modelos o formas mixtas) tiene ventajas, puesto que potencia la vigorización mutua de dos tipos de procedimientos.
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